Su contenido guía el perfil del docente formador para un mejor desempeño profesional basado en la formación integral (saber, hacer, ser) cuya base es imprescindible para alcanzar aprendizajes significativos en sus alumnos, en su formación académica, personal y social.
El objetivo, es que cada participante consiga revisar sus propias competencias profesionales, en su rol de formadores ante las actuales tendencias y exigencias del contexto social, cultural, político económico, etc., teniendo en cuenta, que en todo momento se está en una dinámica continua de fortalecimiento de las propias competencias, que son las que permiten desarrollar en los alumnos el pensamiento divergente y complejo, favoreciendo el logro de aprendizajes significativos.
En síntesis, el tema lleva a una reflexión, que un formador de calidad es aquel cuyas competencias profesionales las desarrolla de manera integral y además debe saber trasladarlas a sus alumnos respetando en ellos sus propias diferencias.