Según los jóvenes, la falta de interconexión les genera ansiedad, nerviosismo y un cierto estado de locura, entre otros sentimientos.
Esta es una de las principales conclusiones del estudio realizado por el International Center for Media & The Public Agenda (ICMPA) de la Universidad de Maryland en el que se refleja que la mayoría de los estudiantes, a los que se les pidió que estuvieran 24 desconectados, son incapaces de estar sin estos nexos de unión. Y un claro ejemplo de ello es la explicación de un estudiante que reconoció que “claramente soy un adicto y la dependencia es enfermiza. Me siento como mucha gente que estos días está en una situación similar, entre una blackberry, un ordenador portátil, una televisión, un iPod. La gente se siente incapaz de desprenderse de su forma de comunicación”.
El nuevo estudio del ICMPA, llamado ‘24 horas: Desconectado’, refleja las experiencias vividas por los estudiantes tras estar ese período desconectados y que expusieron en un blog privado. El resultado fue que los 200 estudiantes escribieron más de 110.000 palabras, una cifra similar a la escritura de una novela de 400 páginas.
Según la directora del proyecto, profesora de periodismo en la Universidad de Maryland y directora del ICMPA, Susan D. Moeller, “nos sorprendió cómo muchos estudiantes estaban increíblemente enganchados a los medios de comunicación. Notamos que sobre lo que escribieron principalmente es la forma en la que odiaban perder sus conexiones personales. Estar sin esos medios de comunicación en su mundo equivale estar sin sus amigos y familia”.
También, los estudiantes se quejaron de lo aburrido que era ir a cualquier parte y hacer cualquier cosa sin estar conectado, por ejemplo, a la música en su reproductor de MP3, y muchos comentaron que casi era imposible evitar la televisión en las habitaciones de sus amigos. Pero, sobre todo, los alumnos manifestaron con más énfasis sobre su falta de acceso a los mensajes de texto, las llamadas telefónicas, la mensajería instantánea, correo electrónico o Facebook, lo que implicaba que no podían conectarse con amigos que viviesen cerca, pero tampoco con los que residían más lejos.
Según el estudio y los testimonios de un estudiante, “los mensajes de texto y la mensajería instantánea con mis amigos me da una constante sensación de confort. Cuando no tuve esos dos lujos, me sentí sólo y aislado de mi vida. Aunque voy a la escuela con miles de estudiantes, el hecho de no poder conectar con nadie a través de la tecnología era casi insoportable”.
Además, las respuestas de los estudiantes recogieron que no sólo los jóvenes de edades comprendidas entre los 18 y 21 años están conectados constantemente a Facebook o enviando mensajes de texto, sino que estar fuera de ese modelo de comunicación equivaldría a que el alumno renuncie a su vida social.
Pocos estudiantes señalaron que de forma regular ven las noticias en televisión o leen algún periódico local ya que consiguen la información a través de entradas informales de blogs y otros medios de comunicación interpersonal y no directamente de los medios de comunicación.
Según el estudio, a los jóvenes les inquieta lo que les pasa a sus amigos y familia, incluso por lo que sucede en el mundo, aunque la mayoría de ellos están preocupados por estar separados del flujo de información instantáneo que proviene de todos los lados y no del que está ligado a un solo dispositivo o aplicación o medio de comunicación.
Otras conclusiones del estudio, relacionadas con el periodismo, son que los estudiantes no mostraron fidelidad a un programa de noticias ni a la personalidad ni a la plataforma de noticias, y que mantienen una relación casual con sus creadores y, de hecho, rara vez distinguen entre noticias e información general.
En este sentido, cabe mencionar que mientras en la profesión periodística se están destinando importantes recursos para hacer llegar el contenido a través de plataformas de medios, bien sean impresos, audiovisuales, Internet o móvil, los jóvenes parecen ser generalmente ajenos a las noticias de marca y a la información. Para la mayoría de ellos, la información llega a través de los medios de comunicación social que emplean en el día a día y habitualmente siguen informaciones de interés o que les afectan personalmente a través de mensajes de texto, cuentas de correo electrónico, Twitter o Facebook. De hecho, sólo eventos importantes, como unos juegos olímpicos, son seguidos por medios de comunicación convencionales.
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